Make-up: “Cuando nadie me ve” :::

Ese ritual cotidiano, habitual, diario, manoseado, construido y reconstruido...destruido una y otra vez....desdibujado, creado, vuelve a nacer, revive desde el tacho de la basura, desde los cuerpos extenuados.
No es desconocido para nadie, lo vivimos diariamente en carne propia, sabemos de qué se trata...es tan simple y tan magnífico, porque ofrece múltiples posibilidades y su belleza también reside en esa simpleza.
Es un reposo, un oasis, una fuente de satisfacción, es jugar a crear estilos, máscaras, dibujos, colores, olores, texturas... Entramos en ese espacio intimo donde estructuramos nuestra identidad, esa fracción visual y estética de lo que somos, de los que intentamos y queremos ser...de lo que buscamos proyectar.
Ese minúsculo espacio que es sólo nuestro y de nadie más, donde somos autores de nosotros mismos y nos disfrazamos y adquirimos diferentes roles: quiero ser hija, profesional, amante, esposa...lo que yo quiera, puedo modelarlo a mi antojo...puedo ser quien yo quiera ser.

Es el acceso privilegiado al baño de mi mejor amiga, cuando se prepara para salir.